“Obedece la voz del Maestro”.
Por: Angélica Aguirre
Lucas 5:
5 respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red. 6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
El escenario de este hermoso pasaje es una multitud deseosa de escuchar las enseñanzas del maestro, Jesús ya era seguido por muchos pero en este momentos estos pescadores no lo hacían todo el tiempo, aunque ya lo habían hecho en distintas ocasiones, pero aquí vemos que habían estado intentando pescar toda la noche y no lo habían logrado, se habían cansado de intentar tirar la red, algo que sabían hacer muy bien pues ese era su oficio, así que estaban saliendo del mar y lavando sus redes cuando Jesús pasa por allí.
Esta es una enseñanza profunda, una experiencia de confianza y obediencia en Jesús, muchas veces estamos tan seguros de nuestra capacidad, experiencia y profesionalismo que olvidamos escuchar algún consejo e incluso la voz de Dios. Pedro era un profesional de la pesca y aun así esto no le impidió obedecer a Jesús, y todos sabemos los resultados extraordinarios que recibieron ese día, fue tanto el impacto que dejaron las redes y le siguieron.
Esto es lo que sucede cuando le seguimos, sabemos que el caminar de ellos con Jesús no fue fácil, pero recibieron recompensas maravillosas de estar a su lado, y no es diferente de lo que podemos tener nosotros hoy cuando escuchamos la voz de Dios, a veces nos enfocamos en recibir algo extraordinario, un milagro poderoso que no vemos que en el día a día recibimos grandes bendiciones, cosas que pudieran parecer simples, pero nos permite disfrutar la vida, el solo hecho de despertar, de tener nuestros sentidos completos, de tener un hogar, una familia, salud. El versículo dice que Él vio dos barcas y decidió entrar en una de ellas; deje que sea en su barca que el Señor entre, y haga lo que hizo Pedro, no importa cuán adverso era el momento que acaban de tener, cuando el Maestro entra a la barca todo cambia, si obedecemos a su Palabra.
Dios te bendiga