Por: Angie de Elington

Mateo 13: 24-26

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.  Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

En este pasaje El Señor, mientras le enseñaba a sus discípulos por medio de parábolas, hace una comparación entre los verdaderos cristianos y los que dicen serlo pero en realidad no lo son.

En la vida cristiana es muy importante que podamos diferenciar entre estas dos semillas, ya que a simple vista son, pero al dar su fruto la diferencia es abismal.

Algunas diferencias que podemos encontrar son:

-La cizaña necesita un clima apto para crecer, pero el trigo crece solo (así son los cristianos verdaderos capaces de desarrollarnos con un objetivo claro sin importar las adversidades).

-La cizaña no genera nada y es venenosa pero el trigo produce muchos recursos como pan y cereal para otros (así son los verdaderos cristianos que al contrario de estar murmurando y creando división entre los hermanos son de apoyo y de bendición para el crecimiento espiritual de la iglesia).

-La cizaña se mantiene erguida porque no produce frutos, pero el trigo se dobla por sus frutos (así son los cristianos verdaderos humildes, sumisos, sujetos a sus autoridades, quienes no son altivos, ni rebeldes, ni irrespetuosos).

Viendo todas estas características nos lleva a evaluarnos y tomar decisiones sobre nuestros actos, ya que muchas veces podemos decir que somos de Cristo pero nuestras actitudes demuestran lo contrario. Recuerda que si eres trigo tendrás una recompensa, pero si eres cizaña tu final será de destrucción.

Dios te bendiga.