Por: Adaris Franco de Bautista.

Proverbios 4:1

Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, Y estad atentos, para que conozcáis cordura”.

Salomón comparte en este día con nosotros algo muy íntimo y personal, algo que realmente le marcó. Si leemos el inicio de su reinado,  él nos dice que consideró un hijo amado por sus padres, de hecho se sentía tan amado por ellos que nos dice que se consideraba tratado como si fuese especial. Primero comienza nuevamente aconsejando a los hijos a oír y estar atentos a lo que los padres tienen que enseñarles. Un verdadero padre pide lo mejor para un hijo. Vea el versículo 4, él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón, mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás. David como rey sabía el lugar que un día su hijo tendría y como un buen padre, quería que fuese el mejor rey que el pueblo pudiera tener y por ello le enfatizó enérgicamente, adquiere sabiduría. David fue un amigo íntimo de Dios, y nos dejó grandes enseñanzas en las Escrituras. El Salterio está lleno de ello y especialmente el Salmo 119, donde nos dice que la verdadera felicidad está en la obediencia a Dios y su palabra, donde hallamos la verdadera sabiduría. Como rey poderoso no le pide a su hijo que busque adquirir bienes, riquezas, popularidad o influencia, sino sabiduría. DIOS TE BENDIGA.