Por: Angie de Elington

Romanos 13: 9b-10

En esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

En estos tiempos finales estamos librando una batalla campal contra el mundo, nuestra carne y las tinieblas; sin embargo, a veces pareciera que luchamos contra nuestro prójimo, ¿nuestro prójimo? Sí, nuestro prójimo, el cual puede ser : tu cónyuge,  tus hijos e hijas, un  familiar; hermanos de la iglesia, vecinos o compañeros de trabajo.  Pues nos vienen situaciones en las que dichas personas se ven involucradas tanto de forma positiva como de forma negativa, pero esto no quiere decir que la lucha debe ser contra ellos, sino contra nuestro carácter y pasiones, porque su palabra es clara cuando nos dice en Romanos 12:17-18 “ No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.  Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”.  

Si alguien te ha herido perdónalo, si has herido a alguien ve y pide perdón y no dejes amontonar rencores y raíces de amargura en tu corazón; ya que esto será una carga muy pesada la cual no podrás llevar. Quién sabe si ahora mismo ese prójimo del cual estás distanciado está necesitando un aliento, una palabra de ánimo, un abrazo de parte tuya; pero por estar así no puedes hacerlo. Rompe con esa cadena que te ata, ama a tu prójimo como a ti mismo, así como Cristo también te amó si merecerlo y dio su vida por ti. No permitas que el enemigo tome ventaja en esta batalla y te gane la guerra; utiliza esta excelente estrategia, Jesucristo mismo la utilizó y le resultó una gran victoria. ¿Qué tienes que perder para ganar nuevamente el amor de tu hermano? Recuerda que al venir a los pies del Maestro ya no vives tú, Cristo vive en ti, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas.

¡Ánimo mi amado! Este puede ser el medio para ganar esa alma para el reino de los cielos. Dios te bendiga.