La Esperanza no avergüenza.
Por: Angélica Aguirre
Romanos 5:
5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
La definición que el mundo secular le da a la esperanza se asocia al sentimiento que se produce cuando uno espera que sus deseos se hagan realidad. Desde el punto de vista bíblico la esperanza puede ser entendida como la confianza, la expectativa particular de que Dios cumplirá sus promesas en nuestras vidas. Es anticiparnos a creer que bajo la dirección de Dios obtendremos un resultado favorable en una situación determinada, junto con la fe y el amor, la esperanza es una virtud perdurable de la vida cristiana.
En el preámbulo de este texto, el Apóstol Pablo nos dice que de todo verdadero creyente es justificado por la fe, recibe paz para con Dios, y puede entonces vivir una vida de esperanza. Puede tener profundo gozo en cada situación de su vida porque en cada situación Dios está obrando para su bien: la tribulación produce paciencia, la paciencia prueba, y la prueba esperanza. Y aunque en la espera tenemos que pasar por tribulaciones y pruebas, nuestra esperanza no es en vano, no defrauda ni desilusiona, porque está fundamentada en algo tan grande como el amor de Dios. Cuando Dios inunda nuestros corazones con su amor, el Espíritu Santo hace este amor tan verdadero para nosotros, que podemos reflejarlo en nuestros actos y acciones. ¡Que maravilloso es tener esperanza en Dios! Porque no seremos jamás avergonzados, seremos fortalecidos en su amor, confiando y creyendo que obtendremos esas promesas y peticiones de acuerdo a su voluntad. Cuando usted espera que un amigo, un familiar, un político le resuelva o le ayude en una situación particular; cabe la posibilidad que no se cumpla el objetivo y es allí donde llega la duda y desconfianza, porque estamos confiando en un hombre, una persona común, pero la Palabra de nuestro Dios nos dice que nuestra esperanza está en El, por eso no tenemos que avergonzarnos de la fe, de seguir creyendo y esperando en Él, pues es su poderoso amor que nos ha salvado, y la evidencia de ese amor es el Espíritu Santo que mora en nosotros. Que se avergüence todo aquel que aborrece el evangelio, el que no hace su voluntad, pero tú mi amado hermano que has puesto tu mirada en Cristo, no tienes que avergonzarte de la esperanza que Dios te ha dado; de la esperanza que es afirmada en medio de la prueba, porque Dios te ha amado y te ha dado su Espíritu Santo. Dios te bendiga.