Por: Adaris Franco de Bautista.

Salmo 126:1-2

“Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho Jehová con éstos”.

Imaginamos estas palabras en la boca de los peregrinos de camino o habiendo llegado a Jerusalén. Con poder y belleza, el poeta describe la sensación de asombro, felicidad y agradecido por el poder y la bondad de Dios al traer de regreso a su pueblo de la cautividad de Sion. No podíamos creer en nuestros propios ojos y oídos; sino que pensábamos que no era más que un sueño o una ilusión de nuestras propias fantasías. El pueblo conocía las promesas de restauración; pero cuando llegó el momento real de la restauración, fue una experiencia abrumadora. Eran como aquellos que soñaban. El sentido del gozo y asombro no se limitó al pueblo de Dios. Dios es tan único e inigualable que cada día nos sorprende su poderosa mano en nuestras vidas, su amor no tiene límites. No hay nadie en el mundo con esa calidad de amor que Dios puede ofrecerte hoy. Se paciente y espera en Dios, porque tu respuesta ya viene de camino. DIOS TE BENDIGA.