Una oportunidad para tu salvación.
Por: Angie de Elington
Lucas 9:1-10
Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Esta historia nos relata un acontecimiento tan glorioso como lo es la transformación de una vida a través del poder de Jesucristo. Pues no importa tu proceder, si hoy decides abrir tu corazón a Él, y entregarle todos tus defectos, problemas, aflicciones; ten por seguro que la obra que hará en ti será maravillosa.
Su palabra nos dice en Hebreos 4:16: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Dios te quiere restaurar y hacerte parte de ese pueblo redimido el cual muy pronto viene a buscar, no pierdas más tu tiempo, y haz un acto de fe, así como lo hizo este publicano, él se decidió en el mejor momento y su vida cambió extraordinariamente para bien.
El tiempo se agota, no sigas cargando con tanta aflicción y dolor; buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 55.6). Él te espera con los brazos abiertos para darte salvación, sanidad, restauración y muchas bendiciones más. Dios te bendiga.