La victoria de los que no se contaminan

Por: Carmen Díaz de Atencio
Daniel 1:8
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
El rey Nabucodonosor conquistó la ciudad de Jerusalén, saqueó parcialmente el templo y se llevó un selecto grupo de prisioneros, entre los cuales iba Daniel y sus tres compañeros Ananías, Misael y Azarías. La intención era prepararlos para que fueran sus servidores en el palacio, ellos fueron sometidos a muchos cambios que de haberlos aceptados hubieran quebrantado su fe en Dios; sin embargo, aquellos jóvenes decidieron no contaminarse con la porción de la comida y el vino del rey , ni con las costumbres babilónicas. Poniendo en riesgo sus propias vidas, se encontraban frente a una difícil situación, ellos podían fácilmente renunciar a su fe estaban cautivo lejos de sus familias y de su nación, a pesar de esta situación estos jóvenes se mantuvieron fieles a su Dios, es ahí donde vemos al Señor obrando en favor de ellos, sacándolos ilesos del foso de los leones y del horno de fuego. Nuestro Dios, premia la fidelidad de aquellos que le temen y le honran, que desafían cualquier circunstancia para hacer su voluntad. Dios busca hombres y mujeres que sean fieles en medio de las pruebas, luchas y dificultades. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos 8:35. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Hermano y amigo ¿Qué es lo que te separa del amor de Cristo? Dios te bendiga.